EXCLAVOS DE LA «PRISA»

EXCLAVOS DE LA «PRISA»

EXCLAVOS DE LA «PRISA» 469 1280 AnaCastroLiz

La tecnología nos ha generado impaciencia y nos está robando humanidad de cómo saber comenzar una nueva relación de pareja

 

La necesidad de no perder ni un segundo de nuestro tiempo suele acarrear efectos secundarios, entre ellos tener prisa por todo y ser terriblemente impaciente.

Si a todo eso le juntamos la deseada “inmediata gratificación” nos podremos encontrar con la búsqueda incansable de algo, que cubra nuestros vacíos. Eso va a influir en que perdamos interés en esforzarnos por conseguir metas a largo plazo, por ejemplo. Todo esto viene a explicar lo que sucede hoy en día, a la hora de “ligar” ya sea por aplicaciones de citas o en las redes sociales o incluso en directo.

La presión impuesta de “querer tener pareja a toda costa” puede hacerte tomar decisiones equivocadas y que sea tu subconsciente el que decida, sin tiempo a reflexionar o elegir con conciencia lo que más te conviene porque se ajusta verdaderamente a ti.

Vivimos presos de desear una inmediatez

 afectiva o sexual

Me explico, cada vez estamos más enchufados a vivir una realidad en la que nuestros deseos sentimentales están insatisfechos y se multiplican, si alguien no te hace caso, no pasa nada, hay 200 perfiles más para escoger, puedes observar tantas personas según sus fotos, sus datos o lo que cuentan “tener”, pero sin pensar mucho más allá, lo que significa entablar una conversación interesante o sobre lo que realmente quieres desarrollar a la hora de conocer a esa persona.

En este artículo pretendo ofrecer una reflexión sobre la prisa y no saber lo que se quiere, el daño que todo esto ocasiona a nivel personal, social y por supuesto como están funcionando los inicios de muchas relaciones de pareja, en estos tiempos tan súper raros.

 

Neurociencia

El bombardeo de información invita a consumir, a quererlo todo, a tener que comprar sin necesitar lo que se adquiere, fomentando que estos sean los valores por los que nos tenemos que guiar.

Será muy difícil que viviendo todo esto desde nuestra más tierna infancia, podamos pensar o creer que hay otras maneras de existir. Nuestras estructuras cerebrales no son ajenas a este caldo de cultivo y se desarrollarán más aquellas estructuras que están relacionadas con: la inmediatez, con la no-tolerancia a la frustración, con la no-demora de la gratificación, etc. Minimizando de esta manera el desarrollo de nuestra corteza prefrontal que tiene que ver con: la planificación, la síntesis, la capacidad para reflexionar y ser más conscientes de lo que hacemos y sentimos.

Cuando pierdes tu capacidad de decidir aprendes a vivir deseando “tener” cosas y/o personas.

El problema es que los que realmente “influencian” a la mayoría de las personas son gente que funciona así, solo se quieren a sí mismos y buscan su gratificación inmediata a través de la consecución de sus metas sin darse cuenta ni pararse a pensar, reflexionar, ni mucho menos conectar con lo que sienten.

¿Sabes esperar?

Somos seres sociales, y venimos a este mundo para relacionarnos y empatizar con los demás, tenemos un sistema de “neuronas espejo” que nos ayudan a sentir lo que la otra persona siente, nuestras estructuras cerebrales están capacitadas para: ser solidarios, tolerantes, respetar, confiar, colaborar y llegar a acuerdos, etc.

Estamos tan absorbidos por nuestros hábitos que no nos permitimos cuestionarlos. Todo lo que te está indicando tu aburrimiento o la necesidad de tener algo, porque sí, es lo desconectado que estás de ti mismo.

Relacionamos la palabra “tener que esperar” con algo negativo, y por eso queremos huir de esa espera, porque desesperamos, y verdaderamente lo que hay que aprender de todo eso es a cultivar la paciencia.

Las personas “si, pero no”

Es muy importante saber elegir desde el deseo que te puede surgir al conocer a una posible pareja y no, desde la necesidad imperiosa de tener una pareja, ya que esta última surge de la dificultad de estar con uno mismo en soledad.

 Necesitar algo, muestra muchas carencias. No tener pareja, no implica ser carente. Las personas con carencias establecen relaciones dependientes porque no logran convivir consigo mismas y buscan en la pareja una fuente de alimentación emocional.

Enamorarse de alguien que no sabe lo que quiere es lo más peligroso que te puede pasar, si estas con una persona que un día se vuelve loco por quedar, por ejemplo, en las primeras citas y luego desaparece, es que teme el compromiso. Si aparece como si no pasara nada, al tiempo, pero no quiere exigencias  ni dar muchas explicaciones, no organiza planes, parece mostrarte interés por momentos, pero no habla de sus sentimientos, posiblemente sea un narcisista, que solo busca satisfacer sus propias necesidades sin tener en cuenta las tuyas.

La indecisión e indiferencia de una persona que no sabe lo que quiere te generará tanta ansiedad y frustración que terminarás sintiéndote utilizado.

Si no hay respeto, ni comprensión, ni responsabilidad desde un comienzo, difícilmente podrá desarrollarse una relación sana, plena y feliz.

Debes tener muy claro hasta qué punto estas dispuestos a entregarte.

 

Amar a medias y a ratos no es amar.

 Las características más típicas de una personalidad “sí pero no” son estas:

  • Necesita constantemente que le gratifiques por todo y le apruebes sus ocurrencias. Aquel que no sabe lo que quiere tiene una muy baja autoestima. Necesita que tú seas su apoyo constante.
  • Carece de objetivos personales, cambia de opinión y muestra inmadurez afectiva.
  • Su falta de seguridad personal da lugar a personalidades; celosas, desconfiadas, y que son negativas, además de mostrar una necesidad de querer controlarlo todo.

Lanzarse a iniciar una relación con alguien que no ha invertido en su propio autoconocimiento o en su crecimiento personal, y que está repleto de miedos, además de ser incapaz de saber lo que quiere en una relación, puede ser la peor de tus decisiones.

Si este verano te surgen nuevos romances y quieres una relación estable, procura averiguar todas estas premisas.

 

Artículo escrito sábado 23 julio para El Progreso de Lugo

 

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