CONOCE LOS MOTIVOS POR LOS QUE UNA MUJER FINJE UN ORGASMO

CONOCE LOS MOTIVOS POR LOS QUE UNA MUJER FINJE UN ORGASMO

CONOCE LOS MOTIVOS POR LOS QUE UNA MUJER FINJE UN ORGASMO 1200 1200 AnaCastroLiz

Existen un buen número de razones por las que fingir un orgasmo, a veces porque no se ha tenido un buen día y te dejas llevar para que no se moleste la pareja o simplemente porque te cuesta llegar. Si funcionas asi por costumbre, estarás engañándote a ti y a la otra persona.

Tener relaciones sexuales sin llegar al clímax se ha convertido para muchas mujeres en algo más habitual de lo que se piensa, un gran porcentaje de ellas se han resignado a renunciar al placer porque entre que creen que la menopausia y los cambios hormonales, donde experimentan cambios en la sexualidad, y se supone que disminuye la lubricación vaginal, además de tener un menor deseo, no utilizan su potencial por desconocimiento y dejadez.

Es cuestión de actitud mental, de querer abrirse a un campo de tu sexualidad más sagrado. Quizás el problema no esté tanto en tu vagina o clítoris, sino en cómo funcionas tú contigo y tu pareja contigo.

Otra razón poderosa, para escenificar un orgasmo falso, es puramente manipuladora e interesada: para no perder a tu pareja y que se vaya con otra. Cuanta menos confianza tienes más probabilidades existen de fingir para que no se piense el otro que sois incompatibles y sobre todo si te gusta mucho ese hombre.

¿Qué es la Anorgásmia?

No sentir ningún tipo de placer durante el coito y no dar llegado al orgasmo, se le conoce como anorgásmia.

Un día puede suceder que estés muy cansada, o con la cabeza en otra cosa, o por abusar de ciertos fármacos, pero la falta de una correcta estimulación por parte de la pareja o que esta relación sentimental no sea satisfactoria, suele ser la causa más común por la que una mujer no llega al orgasmo.

Existen tres tipos de mujeres que padecen anorgasmia:

Primero, las que nunca tuvieron un orgasmo;

Segundo, si ha tenido uno pero ya no más; y

Tercero, las que pueden tener orgasmos masturbándose solas pero no cuando están con su pareja.

Episodios traumáticos como; una violación, una gran decepción sentimental, haber recibido una educación familiar muy represora y restrictiva, o ansiedad y estrés debido a la vida laboral o personal, que conlleve a disfrutar poco de la intimidad, puede ocasionar anorgasmia .

Ambos sexos puede ser simuladores
Se cree que para un hombre es imposible fingir ya que sus orgasmos van acompañados siempre de la eyaculación. Ellos lo hacen por las mismas razones, o no se sienten inspirados, lo hacen “por cumplir” o no quieren herirla o simplemente necesitan demostrar que son muy machos.

Engañar es fácil si llevan “condón”, lo retiran rápidamente y ahí no se ve nada, todo queda bajo su control, se deshacen del cuerpo del delito. Si te hace ver que eyaculada para dentro como es la técnica tantrica, empujan fuerte, gruñen un poco y ¡ya está! aparentan un orgasmo. Y como no se va hacer una autopsia, se da por valido, te puede decir que disfrutó muchísimo y tú no tendrás forma de saber si es cierto o no.

La solución poderosa

El orgasmo representa la apertura de todos los centros de energía del cuerpo, los chakras, la persona que sufre este bloqueo utiliza la ausencia del orgasmo para rechazar lo que proviene del otro, no se abre al placer, a la vida y tiene dificultades de aceptar lo que le entregan los demás, son personas dominantes y se sienten terriblemente culpables de todo.

Se relaciona también con creencias y conflictos emocionales relacionados con «no merecer» o «no permitirse o dejarse ir». Identificar las emociones, asumir la parte de responsabilidad en una relación de pareja, aceptar a cada uno como es, perdonarse a sí misma, saber expresar la gratitud y el perdón son pasos para resolver cualquier conflicto emocional y también de falta de orgasmo.

Gran parte de los casos de anorgasmia femenina podrían resolverse fácilmente si esa mujer fuera capaz de expresarse emocionalmente y sus preferencias sexuales sin tapujos y con total confianza en la pareja.

Articulo escrito para La Voz de Galicia. Edición Lugo, 12 febrero 2019

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