Wendy

¿ERES LA MADRE DE TU PAREJA?

¿ERES LA MADRE DE TU PAREJA? 751 2048 AnaCastroLiz

Si no te sientes deseada como mujer, en tu relación de pareja deberías analizar cuál es tu forma de comportarte

En muchas ocasiones, el apetito sexual no coincide con el de la pareja y esto genera mucha inquietud y rechazo, en la persona que sí quiere tener sexo, y evasión en el que no quiere tenerlo porque no sabe cómo gestionar esa situación.

Cuando una mujer acude a terapia y te explica que se siente rechazada por su pareja, porque él nunca tiene ganas de acostarse con ella, y que su vida doméstica, familiar y social funciona perfectamente bien, y quiere entender qué le sucede y sobre todo buscar una solución, aparte de lidiar con la frustración de esa persona y su baja autoestima que le ha generado la situación, para averiguar cuál es el motivo de esa inapetencia sexual, se tiene que analizar cómo se relacionan, como se hablan, como se tratan y cómo se comportan en general entre ellos y con los demás.

Causas posibles

Es verdad que el deseo sexual de una persona puede descender por muchos motivos: desde el estrés, estilo de vida diferente a la pareja, enfermedades, conflictos familiares, etc. es muy importante mostrarse comprensiva y tratar de dialogar con la pareja para saber cuál puede ser el origen del problema pero cuando todo aparentemente funciona bien, sorprende cuando se descubre que el origen de esa situación puede ser la “manera de amar”, o bien excesiva y protectora por parte de la mujer hacia el hombre, si actúa educándolo, orientándole, previniéndole de todo y ejerciendo un papel de extrema responsabilidad hacia él y hacia todo su entorno, que suele desembocar en reproches y quejas de ella hacia la pareja, del estilo de: “cuantas cosas hago por ti” “que buena soy y no te das cuenta” … para terminar por creerse una absoluta imbécil al sentirse despreciada en la cama y pasándolo realmente mal.

Educadora Emocional

Algo que altera por completo la dinámica de una relación es convertirse en la maestra, guía espiritual o educadora de tu pareja. En vez de tener a un hombre a tu lado que te acompañe, parece que tienes un hijo más que criar, porque le repites las cosas varias veces, se despista totalmente de asuntos comunes o tuyos y lo peor, no te tiene en cuenta y porque va a su aire, sintiéndote más madre que pareja y desgastándote totalmente a nivel emocional.

Si bien es cierto, suele existir una gran diferencia en muchas parejas que podamos conocer a nuestro alrededor, con respecto al nivel de madurez entre ambos miembros, en este caso cuando la mujer es la que adopta el papel responsable y gestionador de absolutamente todo: la cuentas, las labores del hogar, los hijos, las decisiones, organizar actividades, elige la ropa de él, en definitiva, y se encarga de cualquier asunto por no molestarlo, tirando constantemente de la relación para que esta funcione, si ella no hiciera nada de eso posiblemente no habría razón de existir para esa pareja.

Una posible explicación a algunos tipos de “cuernos”

Un hombre que se comporta como un hijo o adolescente, y que siente que debe complacer a su pareja-madre, porque ésta lo quiere dominar en todos los aspectos, dándole órdenes constantemente, se sentirá ahogado y perderá la visión de tener sexo como un disfrute, pudiendo dejarla de desear como mujer por muy atractiva físicamente que ella sea.

A este varón le quedarán dos alternativas: someterse a su pareja, funcionando como un “calzonazos” sin criterio y anulado, o comportándose como un adolescente rebelde o niño mal criado, que acabará buscándose a otra que le deje hacer o ser más libre.

¿Por qué te conviertes en una “Wendy”?

El complejo de Wendy, es el que padecen aquellas mujeres que dedican su vida al cuidado, y protección de los demás, ejercer este comportamiento es súper dañino para una relación de pareja, ya que terminará por ser una mujer poco deseada.

Cuando una mujer trata a su pareja como un hijo, es porque ha desarrollado ese papel desde su infancia: porque han criado a sus hermanos, cuidado a sus padres o protegido a sus amistades, madurando en ese aspecto antes de tiempo y esto ha provocado que desarrollara un amor estilo maternal. También influye el comportamiento que se ha observado que ha adoptado la madre como cuidadora, si ha sido servil hacia todos, callada y complaciente con un alto grado de sacrificio, es posible que tengas más tendencia a desarrollar este papel, con lo cual es algo heredado.

Cómo dejar de comportarse de esta manera

Lo primero que tienes que hacer es liberarte de la obligación de cumplir con todas las responsabilidades y necesidades de los demás y sobre todo de tu pareja, eso lo encuentras en los patrones de conducta repetitivos y las creencias que has aprendido desde tu infancia, es algo que debes identificar, para poder trasformar.

Además, es muy importante que reestructures el concepto de en qué consiste ser mujer, la feminidad, la maternidad y la forma correcta de amar, para permitirte recibir amor a partir de ahora de otra manera.

Algunos consejos que pueden ayudarte a romper con este papel de madre son:

  • No estés tan pendiente de las equivocaciones o despistes de tu pareja, que el mismo por si solo se dé cuenta, hazle sugerencias, pero nunca le impongas nada.
  • Pídele ayuda y no seas tan autosuficiente, de vez en cuando actúa como lo hace él para que le hagas de espejo de su comportamiento equivocado.
  • Cuida de ti misma, de tus asuntos y amistades, concédete mimos, fomenta actividades que te hagan sentir bien y centra un poco más de atención en tus necesidades.
  • Exprésale a tu pareja cómo te sientes y lo que piensas de la forma que el tiene de comportarse si te parece poco implicado, o que le pasa contigo a nivel íntimo, respetando sus opiniones y diferencias.
  • Y por supuesto, aprende a dejar de querer controlarlo todo.

El amor sano ofrece libertad, quien te quiere de verdad te permite ser quien quieres ser y si tú lo quieres de verdad deberías de amarlo como es, si tu pareja tiene demasiadas cualidades que no encajan contigo, déjalo, pero no lo quieras cambiar.

Articulo escrito 29 mayo 2021 para EL PROGRESO de Lugo y El Diario de Pontevedra

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